20 febrero 2010

Un hotel sin maleta


Habíamos estado toda la noche en la cena mirándonos disimuladamente, por lo menos esa era la pretensión, aunque creo que éramos la comidilla del entorno. Cuando íbamos a salir del restaurante, casi todas las chicas se fueron al servicio a retocarse, yo fui a recoger mi abrigo. Enrique estaba allí, haciendo como si estuviera mirando un cuadro. Pero al ver mi reflejo sobre el cristal se giro sobre mí…

- Estas esplendida esta noche… - su voz siempre había retumbado en mi interior, era muy masculina y me hacia sentir la diferencia de genero entre el y yo…-
- Gracias Enrique eres muy galante… - mantuve su mirada por unos minutos, una mirada inquisitiva que me llegaba a consternar, no sabía como interpretarla, siempre me había pasado igual con el…

Hacia mucho tiempo no nos veíamos, desde aquella noche en Barcelona. Su aplomo y seguridad en si mismo, me hacia mantener una distancia exagerada hacia el, quizás fuera k su edad y su posición social, le hacían ante mi un semidiós… Ahora, después de tres años de encuentros casuales y esporádicos, me detenía a mirarle como mortal, quizás fuera el juego de seducción en la cena, pero le vi como hombre, y la verdad es que me gustaba y atraía. Pero claro… su vida y la mía eran muy distintas.