Fue un día tal como el de hoy, me desperté con la sensación de que me debía algo, no se una sensación extraña, intente recordar que había estado soñando, para saber a que achacarle ese estado de animo, pero no recordaba nada, aunque sabia que había soñado algo...
Mire el despertador y eran las ocho y media!!, no me iba a dar tiempo de llegar... así que me metí en la ducha a toda prisa, y tome el primer vestido del armario, era un vestido de tirantes, abotonado, verde nácar asesinado, me lo puse sin apenas secarme, con la piel húmeda ni siquiera ropa interior, y unas sandalias de tiras entrecruzadas y anudadas a media pierna, tan solo olor a jabón y unas pequeñas gotas de agua de jazmín eran mi atuendo. Sin siquiera desayunar, me dirigí a tomar el metro, cosa poco frecuente en mi, ya que prefiero ir en bici, “cosas de ecología y respeto al medio ambiente...”, pero debía llegar lo antes posible...
Cuando baje por las escaleras de la boca del metro, me percate de que llevaba el vestido abrochado hasta mi entrepierna, pero decidí que ya me lo abrocharía... Estaba llegando el vagón principal al yo llegar, así que tuve suerte de no tener que esperar, aunque habíamos muchas personas en la misma estación y estaba bastante abarrotado, encontré un buen sitio sin demasiados codos ni empujones...