19 enero 2010

Esa mañana...


Lo que más recuerdo de nuestro viaje fue esa mañana. Tu despertaste antes que yo, pero te aferrabas a las curvas de la almohada como amándola, volviste a cerrar los ojos sin que notaras que te observaba, desnudo, de espaldas a mí, tus hombros tan robustos, tus brazos atrapando las sabanas heridas tras una noche donde la pasión y el deseo se fundieron en ti y en mi. ..

Aunque tu seriedad, timidez y sobriedad te dieran ese aspecto de saberlo todo, verte así, como un niño resistiéndose a madrugar, desprendía ternura y complicidad... Yo alargué mis brazos sabiendo que te despertarais, rodee tu cintura y amolde mi cuerpo al tuyo, entre mezclando olores de nuestra batallas, olores de la mañana, olores de la habitación...calores de cuerpos que se aman...

Sentiste mi cuerpo y te desvelaste al hundir mi cara entre tu cuello y hombro, note como tu cuerpo sintió mi boca cálida y tierna, mientras mis manos subían por tu vientre hasta encontrar tus manos, y mis labios buscando un rincón en tu piel aun no conquistado... Sentí como tus manos querían amarrar las mías, mis piernas amarrar las tuyas... cuando notaste como te rozaba con mi sexo volviste tu boca buscando la mía, pero te huí, aun así insististe una, otra y otra vez... hasta que me separe de ti, envolviéndome en la sabana que nos cubría, quedándote allí, entre asombrado y extrañado, como preguntando qué habías hecho ahora.


Pero me observabas como si no me hubieras visto jamas levantarme de la cama, como si jamas hubieras acariciado mi cabello revuelto describiendo mi espalda desnuda, donde terminaba mi pelo, caía la sabana sutilmente como queriendo dejar ver el desnudo sensual de mis caderas, aquel margen que te hacia desear que dejara caer algo mas la sabana...

Me preguntaste, donde vas?. Yo me acerque al sofá donde descansaba la ropa que desterramos de nuestros cuerpos esa noche y tome la corbata amarilla que llevaste puesta en la cena, me gire hacia ti y deje caer la sabana que cubría mi desnudo cuerpo, retire el cabello que cubría mis senos y me puse tu corbata... me mirabas hambriento, creo que por inercia te acariciabas los hombros como queriendo recoger el calor que te deje en el.

"Ven aquí, estas preciosa", me dijiste sin apartar tus ojos de la corbata, que caía entre mis pechos levemente excitados. Sonreí maléficamente abriendo mis brazos a lo largo del cabeceo del sofá, con las piernas cruzadas... la corbata no dejaba ver mi ombligo y descansaba justo donde mis piernas no te permitían llegar... Se notaba tu excitación, me encanta cuando me miras pidiéndome más, me excita verte así, me hace ver que tengo dominio sobre ti...

Cuando descruce las piernas tu respiración se volvió ambiental, tus exhalaciones e inhalaciones profundas, excitadas... seduciendo lo indecible... me lleno de ti, me excita tu respirar, tu calor...

Me gusta verte así, tu piel se torna hambrienta, tus músculos se dilatan como tus pupilas, a la vez que te humedeces los labios resecos por la ansiedad de tu respirar...

Tu no pudiste evitar empalmarte cuando separe los muslos y levante la corbata para que vieras mi sexo, mis ganas de ti... y mi mano acaricio mi muslo, subiendo, subiendo despacio para que vieras mi entrepierna tensarse mas, a la vez que mi vientre se contraía para evitar el espasmo de placer que me producía verte...

...

Fue un sueño???

 Mar Sánchez©

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