Son las tres, llegará tarde, seguro. Vamos, encima de que yo no quería esto,… llegará tarde para colmo de la situación. Llamaré y anularé la cita. Es más, diré que me ido, quizás pierda la osadía de volverlo a intentar…
- Diego, soy Mar, anulamos la cita, son más de las tres y no ha llegado…
- Mar le dijimos de tres a tres y media. Quizás el tráfico… aun está a tiempo de llegar. ¿Llegó… a quien has elegido?
- No aún no ha llegado. Llamé a Lucía, yo pensaba en Raquel, pero no estaba disponible para hoy. Mira, espero un rato más sino llega se anula. Encima de que sabes que lo hago en contra de mis principios…
- Mar, necesitas ese dinero, ya lo hablamos…
- Sí, si, pero sabes que no estaba de acuerdo… y verás como tiene el desparpajo de llegar tarde…
- Mar démosle tiempo, te llamaré a y media para ver si a llegado… ¿A que hora llega Lucia?
- A las tres y media.
- Vale, te llamo en un rato...
- OK
(A los 5 minutos)
- Pensaba que no llegaría.- Le dije sin siquiera mirarle a la cara.
- El señor Toscano, me dijo de tres a tres y media. aún no son y media
No me gusto la forma en que me ofreció la mano a estrechar, la mayoría de esta gente son unos prepotentes engreídos, se creen que por tener dinero tienen lo que quieren…
- Puede ponerse por allí detrás, intente no tocar nada, creo que por aquella zona hay una silla. Me molesta el olor del tabaco - Le hablaba telegráficamente, como redactando unas normas inamovible s- Ah! No me gusta oír hablar mientras trabajo, así que si tiene móvil…
Inmediatamente saco la mano del bolsillo de la chaqueta, saco el móvil, me lo enseño, lo apago y me lo ofreció…
- No!, téngalo usted, solo pido respeto para mi trabajo…
En ese momento sonó la puerta, era Lucia. Ya habçia trabajado antes con ella, la acompañe al despacho y le acerqué el batín. Después de dejarla allí me dirigí a revisar bien la composición de luces sobre las sabanas y me acerque al caballete a situar las vistas áureas para la composición. Notaba como este hombre observaba cada uno de mis movimientos y esto perturbaba mi concentración.
A los diez minutos, salio Lucia, piernas delgadas, muy blancas, casi angelical la blancura de su piel, el batín le cubría hasta el borde inferior de las nalgas, la cascada de sus rizos rojos caían sobre el satén.
Espero a que la situara sobre el sillón, recubierto por una fina sabana blanca que caía entre pliegues y dobleces al suelo, cubriendo todo el cuadro de ubicación frente a los ventanales de metacrilato blancos, dando una atmósfera irreal y mágica.
Se deshizo de la prenda que cubría su desnudo cuerpo. Quite la bata de la vista principal y le coloque el cabello cubriéndole lo justo para percibir el volumen de los pechos dejando sobresalir una de las aureolas con sutil diferencia de entre un mechón de sus rojos cabellos, quedando el otro pecho al descubierto ante la ráfaga de luz que lo contorneaba delicadamente, la luz nacarada acariciaba todo su alabeado contorno, acentuando las subidas y bajadas, crestas de su relieve femenino. Tanto su piel como sus cabellos creaban armonía sin necesidad del ambiente. Fuera de sonrojos su cuerpo parecía nacido de la luz, una alegoría angelical.
Colocándole los brazos de forma que sus manos estuvieran a ras de su nuca, entremetiendo los dedos en sus cabellos rizados. Mostrando las curvas de sus pechos acorde a las de las caderas. Imperando la pose de su pelvis y su sexo en un primer plano, tremendamente sensual y erótico, hasta se podría denotar como provocador.
Dejándola en aquella pose, me dispuse a trabajar sobre ella, retirándome a ciertos puntos eligiendo sobre cual trabajar. aún por dejar zanjado el problema de ángulo, me di cuenta de que Lucia parecía algo incomoda con el presunto observador.
- Lucia, solo se quedara un rato, se que cuando trabajas conmigo lo hacemos solas, aunque tu estas acostumbrada a publico. No debería importarte.
- Si, suelo tener mas publico, pero suelen ser artistas o estudiantes de arte…- Lo dijo con cierto sonrojo y una voz entrecortada.
- Lo se, a mi me pasa igual. Yo estaba en contra de esto…
Ninguna de las dos dejábamos las frases terminadas, con una especie de complicidad íntima. Aunque hablábamos para que el nos oyera…
- Hable con el señor Toscano y el me dijo que no habría ningún problema, que el lo arreglaría todo- Dijo con una voz algo autoritaria
- Vera. El señor Toscano no esta aquí, verdad? Ni el es el que va a pintar su cuadro, verdad? Pues si se quiere quedar guarde silencio si no, cierre la puerta al salir.
Se volvió a sentar en silencio. Con sus ojos clavados en cada movimiento que hacia.
Boceteado lo principal cogi la bata y se la lleve a Lucia para que se la pusiera.
- En la cocina hay refrescos, ya sabes donde es.
- Y… el?
- El paga por ver… Ve mientras termino de preparar mezclas.
El se quito la chaqueta y deshizo la corbata, deshojando el primer botón. Hacia calor y la hora hacia el ambiente soporífero. Yo me quite la blusa que llevaba, quedándome en una camiseta sencilla de tirantas y unos pantalones cortos y amplios llenos de pintura.
Fui a poner de nuevo a Lucia a la postura anterior. Desabroche la bat, descubriéndole los pechos. Tenía una cara angelical, muy blanca con pecas anaranjadas, unos labios carnosos y delineados, unos ojos verdes agua muy luminosos y amplios, con unas pestañas cobrizas al igual que sus cejas delineadas, su pelo, su sexo…
Le levante un poco la barbilla, mirándola a los ojos fijamente, viéndola como no la había mirado antes, una belleza erótica por naturaleza, sin ayuda de mi pincel… Metí mis dedos en su pelo haciéndole caer un mechón sobre un seno. Abriendo las puntas del mechón para dejar ver su aureola, tocándosela con la yema de mis dedos. Volví a mirarla a los ojos mientras mis dedos estaban sobre la punta de su pecho, turgente y desnudo. Ella miraba a mis ojos y no parecía molestarle la tocara, incluso note que su aureola respondía al tacto de mis dedos. Ella mirándome entreabrió su boca jugosa y tentadora, como no la había visto antes.
Mi otra mano se deslizo por su cadera, describiendo su perfil, subiendo hacia su otro seno, descubriendo la aureola y apartando su pelo de esta, hasta dejarle todo el pecho al descubierto. Sus senos enhiesta descubrían que algo estaba ocurriendo.
Era una situación muy erótica y un tanto extraña, nunca me había atraído una mujer, ni siquiera se me había pasado por la cabeza que sexualmente me atrajera… Cuando note que Lucia reacciono, miro hacia el, tímidamente me miro y yo volví a recobrar mi estado de vigilia hacia el visitante. Coloque los brazos de Lucia y me retire a mi sitio. Dejándole una mirada incitante.
Notaba como el me observaba atentamente, tenia la seguridad de que el no había visto nada ya que se encontraba al final del estudio y yo le daba la espalda cuando situaba a Lucia.
Los pezones se me acentuaban con la camiseta y al elevar los brazos para manchar la tela percibí que la excitación los había llevado a endurecerse, pero contaba con que el no se percataría por la lejanía. Cuando ya tenia parte de la tela manchada, aun mantenía mis senos tensos y según veía Lucia también, hasta podía asegurar que cada vez que la miraba para seguir mi trabajo su piel se erizaba. He de confesar que mis miradas iban con intención, aunque quizás no intentaba ocultarlas de cara al visitante sino ayudarme de esto. Ya que seguramente jamás me hubiera atrevido a algo así sin salir de mi rutina, no se, era una situación morbosa.Puede ser que el hecho de sentirme observada en una situación tan atípica me provocara tales acontecimientos.
Volví a donde Lucia posaba y me puse tras ella intentando corregir la postura,no se había movido pero tenia la necesidad de tocar su piel, sus curvas, olerla… incluso respirar su aliento. Quería que ella se diera cuenta de que la deseaba.
Coloque una de mis manos en su cadera y la pase por su vientre presionándola hacia mi cuerpo, notar sus nalgas contra mi ropa, sentí un escalofrió que su cuerpo me transmitió, yo acerque mi cara a su pelo, retirándoselo de uno de los hombros dirigiendo mi mirada hacia el, bajando mi mano hacia su pubis y tentando con la punta de los dedos sus fino vellos revueltos y cobrizos, suaves y acogedores, mientras mis ojos miraban hacia el mis labios besaban ese hombro, lo acariciaban hacia su cuello, mis dedos enredándose en sus vellos buscando su hendidura, sintiendo su cuerpo amoldarse a mi cuerpo, dejándose explorar.
Mis labios recorriendo su esbelto cuello, sus cabellos rizados posados en mi cara. La otra mano en su seno masajeándolo despacio sintiendo su aureola muy erecta y dura mientras mis dedos presionaban su clítoris excitado y bastante protuberante. Ella se encorvaba hacia mi dejándose excitar, mis dedos recorriendo su sexo hasta la vagina, mojando mis dedos, sin entrarlos, solo rozando levemente esta parte, notando como su vientre convulsionaba al tacto, llevando mis dedos mojados a su clítoris cada vez mas enhiesto y sensible, presionándolo mas entre temblores y espasmos de su cuerpo. Sus gemidos y respiración ya eran inocultables.
Al igual que la excitación de mi invitado, cada vez mas atónito y sudoroso. Sin querer moverse, el sabia que yo hacia esto porque es estaba allí y no podía disimular su entrepierna mientras mis ojos se clavaban en el y mi mano pellizcaban la aureola de Lucia, que estaban a punto de caramelo.
La gire y ella me saco la camiseta dejando mis pechos enhiestos al aire, los beso y lamió. Bajando hacia mi vientre, arrodillándose ante mí, desabrochándome los pantalones y bajándolos, sentándome en el sillón para sacarlos junto al tanga húmedo.
Me cogio de las nalgas y me adelanto al filo del sofá. Me agarro por la nuca besándome y entrando la lengua hasta mi garganta succionando mi lengua. Luego me empujo hacia atrás abriendo mis piernas, dejando mi sexo abierto a su antojo, acariciando mis piernas con sus labios, llegando a mi entrepierna, lamiendo mis ingles mientras sus dedos recorrían mi perineo, mi vagina excitada, contrayéndose y dilantadose mientras su otra mano juega en el orificio de mi ano, haciendo mas excitante la acción. Mis gemidos eran más profundos a medida que acercaba su boca a la abertura de mi sexo totalmente depilado y húmedo. Su lenguas jugando entre mis labios menores haciendo mi sexo convulsionar entre gemidos y caricias.
Atrapando su cabeza con mis manos y hundiéndosela entre mis piernas, quería sentirla dentro, su lengua lamer las paredes de mi vagina, sus succiones rítmicas a los embistes de mis caderas, sus dedos junto con su lengua cada vez mas profundos. Hasta que me corrí en su boca, ella se levanto lamiéndose los labios y sus dedos empezaron masturbar su propio sexo, más y más deprisa hasta correrse allí delante de mí. Yo la mire y las dos nos giramos hacia el, que tenia su sexo entre las manos, masturbándose mientras las dos nos lo estábamos haciendo.
Lucia con sus pechos semicubiertos por su pelo rojo, aun excitados y tundentes se fue hacia el, retirándole las manos de su miembro. Comenzó a masturbarle. Yo detrás de ella restregándole mi sexo entre sus nalgas, con una mano en su pecho y la otra en su sexo, ella con las piernas semiabierta, se inclino hacia el sexo de el mientras gemía y sujetaba la cabeza. Y yo intentando penetrarla con mis dedos, su flujo salía abundante entre mis dedos y se los di a lamer a el mientras Lucia se la introducía cada vez mas rápido en su boca y el sin parar de gemir, en cada succión que ella daba, hasta que se corrió en su cara, manchando toda su boca y cayéndole por los pechos, yo la volví, le lamí la boca comiéndosela ferozmente mientras restregábamos nuestros cuerpos con el semen. El estaba agotado pero fuera de si, nos veía a las dos en aquellas sabanas lamiéndonos y excitándonos de nuevo.
A partir de entonces todas mis pinturas se basaron en el rojo.
Mar Sánchez©
- Pensaba que no llegaría.- Le dije sin siquiera mirarle a la cara.
- El señor Toscano, me dijo de tres a tres y media. aún no son y media
No me gusto la forma en que me ofreció la mano a estrechar, la mayoría de esta gente son unos prepotentes engreídos, se creen que por tener dinero tienen lo que quieren…
- Puede ponerse por allí detrás, intente no tocar nada, creo que por aquella zona hay una silla. Me molesta el olor del tabaco - Le hablaba telegráficamente, como redactando unas normas inamovible s- Ah! No me gusta oír hablar mientras trabajo, así que si tiene móvil…
Inmediatamente saco la mano del bolsillo de la chaqueta, saco el móvil, me lo enseño, lo apago y me lo ofreció…
- No!, téngalo usted, solo pido respeto para mi trabajo…
En ese momento sonó la puerta, era Lucia. Ya habçia trabajado antes con ella, la acompañe al despacho y le acerqué el batín. Después de dejarla allí me dirigí a revisar bien la composición de luces sobre las sabanas y me acerque al caballete a situar las vistas áureas para la composición. Notaba como este hombre observaba cada uno de mis movimientos y esto perturbaba mi concentración.
A los diez minutos, salio Lucia, piernas delgadas, muy blancas, casi angelical la blancura de su piel, el batín le cubría hasta el borde inferior de las nalgas, la cascada de sus rizos rojos caían sobre el satén.
Espero a que la situara sobre el sillón, recubierto por una fina sabana blanca que caía entre pliegues y dobleces al suelo, cubriendo todo el cuadro de ubicación frente a los ventanales de metacrilato blancos, dando una atmósfera irreal y mágica.
Se deshizo de la prenda que cubría su desnudo cuerpo. Quite la bata de la vista principal y le coloque el cabello cubriéndole lo justo para percibir el volumen de los pechos dejando sobresalir una de las aureolas con sutil diferencia de entre un mechón de sus rojos cabellos, quedando el otro pecho al descubierto ante la ráfaga de luz que lo contorneaba delicadamente, la luz nacarada acariciaba todo su alabeado contorno, acentuando las subidas y bajadas, crestas de su relieve femenino. Tanto su piel como sus cabellos creaban armonía sin necesidad del ambiente. Fuera de sonrojos su cuerpo parecía nacido de la luz, una alegoría angelical.
Colocándole los brazos de forma que sus manos estuvieran a ras de su nuca, entremetiendo los dedos en sus cabellos rizados. Mostrando las curvas de sus pechos acorde a las de las caderas. Imperando la pose de su pelvis y su sexo en un primer plano, tremendamente sensual y erótico, hasta se podría denotar como provocador.
Dejándola en aquella pose, me dispuse a trabajar sobre ella, retirándome a ciertos puntos eligiendo sobre cual trabajar. aún por dejar zanjado el problema de ángulo, me di cuenta de que Lucia parecía algo incomoda con el presunto observador.
- Lucia, solo se quedara un rato, se que cuando trabajas conmigo lo hacemos solas, aunque tu estas acostumbrada a publico. No debería importarte.
- Si, suelo tener mas publico, pero suelen ser artistas o estudiantes de arte…- Lo dijo con cierto sonrojo y una voz entrecortada.
- Lo se, a mi me pasa igual. Yo estaba en contra de esto…
Ninguna de las dos dejábamos las frases terminadas, con una especie de complicidad íntima. Aunque hablábamos para que el nos oyera…
- Hable con el señor Toscano y el me dijo que no habría ningún problema, que el lo arreglaría todo- Dijo con una voz algo autoritaria
- Vera. El señor Toscano no esta aquí, verdad? Ni el es el que va a pintar su cuadro, verdad? Pues si se quiere quedar guarde silencio si no, cierre la puerta al salir.
Se volvió a sentar en silencio. Con sus ojos clavados en cada movimiento que hacia.
Boceteado lo principal cogi la bata y se la lleve a Lucia para que se la pusiera.
- En la cocina hay refrescos, ya sabes donde es.
- Y… el?
- El paga por ver… Ve mientras termino de preparar mezclas.
El se quito la chaqueta y deshizo la corbata, deshojando el primer botón. Hacia calor y la hora hacia el ambiente soporífero. Yo me quite la blusa que llevaba, quedándome en una camiseta sencilla de tirantas y unos pantalones cortos y amplios llenos de pintura.
Fui a poner de nuevo a Lucia a la postura anterior. Desabroche la bat, descubriéndole los pechos. Tenía una cara angelical, muy blanca con pecas anaranjadas, unos labios carnosos y delineados, unos ojos verdes agua muy luminosos y amplios, con unas pestañas cobrizas al igual que sus cejas delineadas, su pelo, su sexo…
Le levante un poco la barbilla, mirándola a los ojos fijamente, viéndola como no la había mirado antes, una belleza erótica por naturaleza, sin ayuda de mi pincel… Metí mis dedos en su pelo haciéndole caer un mechón sobre un seno. Abriendo las puntas del mechón para dejar ver su aureola, tocándosela con la yema de mis dedos. Volví a mirarla a los ojos mientras mis dedos estaban sobre la punta de su pecho, turgente y desnudo. Ella miraba a mis ojos y no parecía molestarle la tocara, incluso note que su aureola respondía al tacto de mis dedos. Ella mirándome entreabrió su boca jugosa y tentadora, como no la había visto antes.
Mi otra mano se deslizo por su cadera, describiendo su perfil, subiendo hacia su otro seno, descubriendo la aureola y apartando su pelo de esta, hasta dejarle todo el pecho al descubierto. Sus senos enhiesta descubrían que algo estaba ocurriendo.
Era una situación muy erótica y un tanto extraña, nunca me había atraído una mujer, ni siquiera se me había pasado por la cabeza que sexualmente me atrajera… Cuando note que Lucia reacciono, miro hacia el, tímidamente me miro y yo volví a recobrar mi estado de vigilia hacia el visitante. Coloque los brazos de Lucia y me retire a mi sitio. Dejándole una mirada incitante.
Notaba como el me observaba atentamente, tenia la seguridad de que el no había visto nada ya que se encontraba al final del estudio y yo le daba la espalda cuando situaba a Lucia.
Los pezones se me acentuaban con la camiseta y al elevar los brazos para manchar la tela percibí que la excitación los había llevado a endurecerse, pero contaba con que el no se percataría por la lejanía. Cuando ya tenia parte de la tela manchada, aun mantenía mis senos tensos y según veía Lucia también, hasta podía asegurar que cada vez que la miraba para seguir mi trabajo su piel se erizaba. He de confesar que mis miradas iban con intención, aunque quizás no intentaba ocultarlas de cara al visitante sino ayudarme de esto. Ya que seguramente jamás me hubiera atrevido a algo así sin salir de mi rutina, no se, era una situación morbosa.Puede ser que el hecho de sentirme observada en una situación tan atípica me provocara tales acontecimientos.
Volví a donde Lucia posaba y me puse tras ella intentando corregir la postura,no se había movido pero tenia la necesidad de tocar su piel, sus curvas, olerla… incluso respirar su aliento. Quería que ella se diera cuenta de que la deseaba.
Coloque una de mis manos en su cadera y la pase por su vientre presionándola hacia mi cuerpo, notar sus nalgas contra mi ropa, sentí un escalofrió que su cuerpo me transmitió, yo acerque mi cara a su pelo, retirándoselo de uno de los hombros dirigiendo mi mirada hacia el, bajando mi mano hacia su pubis y tentando con la punta de los dedos sus fino vellos revueltos y cobrizos, suaves y acogedores, mientras mis ojos miraban hacia el mis labios besaban ese hombro, lo acariciaban hacia su cuello, mis dedos enredándose en sus vellos buscando su hendidura, sintiendo su cuerpo amoldarse a mi cuerpo, dejándose explorar.
Mis labios recorriendo su esbelto cuello, sus cabellos rizados posados en mi cara. La otra mano en su seno masajeándolo despacio sintiendo su aureola muy erecta y dura mientras mis dedos presionaban su clítoris excitado y bastante protuberante. Ella se encorvaba hacia mi dejándose excitar, mis dedos recorriendo su sexo hasta la vagina, mojando mis dedos, sin entrarlos, solo rozando levemente esta parte, notando como su vientre convulsionaba al tacto, llevando mis dedos mojados a su clítoris cada vez mas enhiesto y sensible, presionándolo mas entre temblores y espasmos de su cuerpo. Sus gemidos y respiración ya eran inocultables.
Al igual que la excitación de mi invitado, cada vez mas atónito y sudoroso. Sin querer moverse, el sabia que yo hacia esto porque es estaba allí y no podía disimular su entrepierna mientras mis ojos se clavaban en el y mi mano pellizcaban la aureola de Lucia, que estaban a punto de caramelo.
La gire y ella me saco la camiseta dejando mis pechos enhiestos al aire, los beso y lamió. Bajando hacia mi vientre, arrodillándose ante mí, desabrochándome los pantalones y bajándolos, sentándome en el sillón para sacarlos junto al tanga húmedo.
Me cogio de las nalgas y me adelanto al filo del sofá. Me agarro por la nuca besándome y entrando la lengua hasta mi garganta succionando mi lengua. Luego me empujo hacia atrás abriendo mis piernas, dejando mi sexo abierto a su antojo, acariciando mis piernas con sus labios, llegando a mi entrepierna, lamiendo mis ingles mientras sus dedos recorrían mi perineo, mi vagina excitada, contrayéndose y dilantadose mientras su otra mano juega en el orificio de mi ano, haciendo mas excitante la acción. Mis gemidos eran más profundos a medida que acercaba su boca a la abertura de mi sexo totalmente depilado y húmedo. Su lenguas jugando entre mis labios menores haciendo mi sexo convulsionar entre gemidos y caricias.
Atrapando su cabeza con mis manos y hundiéndosela entre mis piernas, quería sentirla dentro, su lengua lamer las paredes de mi vagina, sus succiones rítmicas a los embistes de mis caderas, sus dedos junto con su lengua cada vez mas profundos. Hasta que me corrí en su boca, ella se levanto lamiéndose los labios y sus dedos empezaron masturbar su propio sexo, más y más deprisa hasta correrse allí delante de mí. Yo la mire y las dos nos giramos hacia el, que tenia su sexo entre las manos, masturbándose mientras las dos nos lo estábamos haciendo.
Lucia con sus pechos semicubiertos por su pelo rojo, aun excitados y tundentes se fue hacia el, retirándole las manos de su miembro. Comenzó a masturbarle. Yo detrás de ella restregándole mi sexo entre sus nalgas, con una mano en su pecho y la otra en su sexo, ella con las piernas semiabierta, se inclino hacia el sexo de el mientras gemía y sujetaba la cabeza. Y yo intentando penetrarla con mis dedos, su flujo salía abundante entre mis dedos y se los di a lamer a el mientras Lucia se la introducía cada vez mas rápido en su boca y el sin parar de gemir, en cada succión que ella daba, hasta que se corrió en su cara, manchando toda su boca y cayéndole por los pechos, yo la volví, le lamí la boca comiéndosela ferozmente mientras restregábamos nuestros cuerpos con el semen. El estaba agotado pero fuera de si, nos veía a las dos en aquellas sabanas lamiéndonos y excitándonos de nuevo.
A partir de entonces todas mis pinturas se basaron en el rojo.
Mar Sánchez©
Uno de los relatos más excitantes que he leído... ¡Se queda uno con todas las ganas de visitar tu estudio!
ResponderEliminarBesos, Javier
Esa imaginación... jajajaj
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